Presentación del Instrumentum Laboris en la UISG y la USG
El Sínodo sobre la sinodalidad es el esfuerzo más importante y el proceso más extenso que ha realizado la Iglesia Católica a lo largo de su historia para emprender un camino de conversión y reforma a la luz de los signos actuales de los tiempos. Unitatis Redintegratio, el decreto sobre el Ecumenismo del Concilio Vaticano II, nos recordó que esto lo hacemos por fidelidad al seguimiento de Jesús (UR 4.6), porque Jesús, nuestro «hermano mayor», se fue humanizando caminando junto a tantas personas que le enseñaron ver la vida con un amor compasivo que incluía a todos sin excepción alguna.
Siguiendo a Jesús, el actual Sínodo no ha querido partir de una idea preconcebida, sino que ha puesto en marcha un proceso que nos ha invitado a salir de sí para tener la experiencia de escucharnos mutuamente y aprender de lo escuchado. Esta vivencia nos ha desinstalado de nuestros espacios de confort, y nos está ayudando a tomar conciencia de que caminar juntos no se reduce a habitar en el mismo espacio o vivir bajo las mismas leyes. Pero tampoco se da por la mera pertenencia a la Iglesia. La experiencia sinodal nos ha regalado la posibilidad de reencontrarnos con lo humano, de crear espacios y estructuras donde vivamos relaciones mutuas y horizontales, gratuitas y abiertas, recíprocas y complementarias, como un rico intercambio de dones.