Diciembre 22, 2021
MADRID – Un poco de ficción. O tal vez no. Si las cosas siguen como van, el resultado será que un flujo masivo de migrantes crearía inestabilidad y tensiones, impactaría en los mercados globales, provocaría precios récord de los combustibles fósiles, los alimentos y todo lo demás, además de la quiebra de las grandes corporaciones financieras privadas.
Hace ya siete años, entonces director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), William Lacy Swing, vaticinó para IPS que el número de migrantes y refugiados climáticos podría alcanzar los 1000 millones de seres humanos en el año 2050.
Este escenario bien podría hacerse realidad dado el rápido crecimiento de la emergencia climática.
¿Qué harían entonces Europa, Estados Unidos y otros países ricos? ¿Alimentarán sus políticos -y la creciente extrema derecha- una vez más el miedo a la “invasión” de migrantes y refugiados, diciendo que entre ellos hay criminales y terroristas, que ocuparán las casas de los ciudadanos honrados, que les quitarán todos sus trabajos, que violarán a sus hijas y, en consecuencia, tendrán que militarizar sus fronteras?
¿Los enviarán a terceros países a cambio de algo de dinero, como ya ocurre en el caso de la Unión Europea (UE) con Turquía? ¿O simplemente los obligarán a volver a sus países de origen, de los que han tenido que huir debido a las inundaciones, tormentas, tsunamis y hambrunas, provocadas por una catástrofe climática que ellos no han generado?