La noticia de la semana es fuerte: Emiratos Árabes Unidos ha llegado a un acuerdo para dar 35 mil millones de dólares a Egipto, necesarios para su liquidez y respiro financiero. A cambio, nada más y nada menos que la licencia para desarrollar 170 millones de metros cuadrados en la ciudad costera de Ras el-Hekma.
Dicho simple: Egipto ha vendido parte de su territorio a un país extranjero para poder salir de sus apuros económicos. Esto es un paso inédito. Durante tiempo se le ha acusado a China de manera falsa durante años por sus acuerdos para desarrollar grandes proyectos de infraestructura como puertos y trenes, pero ahora Emiratos Árabes Unidos ha dado un paso más en su control del continente.
Porque esta es el último gran movimiento del socio más silencioso, pero que más fuerte está potenciando su influencia en África, básicamente a base de petrodólares. Emiratos Árabes Unidos es el principal socio comercial del continente, liderando en 12 de los 55 países y por delante de China. En la exportación de oro no tienen rival.
Las minas han sido una clave en su apoyo a gobiernos déspotas y milicias sanguinarias acusadas de crímenes de guerra como las de Jalifa Haftar en Libia y las Fuerzas de Apoyo Rápido del general Hemedti en la guerra civil de Sudán.
El control económico cada vez se expande a más áreas movidas por intereses. Igual que financian milicias y tienen bases militares en países como Libia o Somalia, apoyan a Marruecos y hacen a proyectos de rehabilitación de patrimonio y de créditos de carbono. Hace poco hablábamos de cómo la compañía dubaití Blue Carbon LLC, fundada por un emir de la familia real de Emiratos Árabes Unidos, había llegado a acuerdos para explotar un territorio del tamaño de Reino Unido con miles de millones de hectáreas entre Zimbabue, Liberia, Tanzania y Kenia.