Otros Testimonios de Misioneros en GM: Granada Misionera

Además de varios testimonios de misioneros y misioneras de los cinco Continentes, podéis leer el testimonio del Padre Blanco Manuel Fernández.

“Aquí estoy, envíame”: Mi Vocación como Padre Blanco (Misioneros de África).

La vida de un Misionero es una aventura humana de encuentro con otros pueblos y culturas. Una aventura vivida desde la Fe en un Dios que plantó su tienda entre los seres humanos y que la vivió en una solidaridad y simpatía más que ejemplares.

Cuando decidí irme con los Misioneros de África (llamados popularmente Padres Blancos por su hábito blanco, como la vestimenta habitual de los habitantes de Argelia: chilaba, capa blanca y gorro rojo) ya tenía una cierta “experiencia” de este Instituto Misionero de Vida Apostólica. En mi pueblo, Cúllar Vega, había dos Padres Blancos que me enseñaron una manera nueva (puede que más humana; más sencilla) de enfocar el seguimiento a Jesucristo. Eran gente distendida cuando hablaban de las nuevas culturas encontradas (uno en África del Norte; el otro en África Subsahariana) y siempre en un aspecto positivo.

Todos estos años (desde 1982 que comencé como estudiante-seminarista, hasta hoy) han hecho que lo que fuera una simple atracción se fue convirtiendo en una gran simpatía por las nuevas culturas que voy encontrando.

Empecé en la República de Mali (África Occidental). Dos años como estudiante-aprendiz de la vida misionera. El lema que aprendí en el Noviciado (en Friburgo-Suiza) me ha ayudado mucho en estos 34 años de vida misionera y sacerdotal. El lema decía: Cuando llegues a un país de misión, primero ve lo que hay; segundo interioriza lo que ves y tercero no actúes hasta que hayas comprendido lo que estás viviendo. ¡Cuántos problemas se evitarían si no lo olvidásemos tan a menudo!

Aquí empieza el primer gran ENCUENTRO con África. La aceptación de esta nueva Filosofía de la vida; muchas veces más distendida y mucho más acogedora que la nuestra occidental (que vas, consciente o inconscientemente creyendo que es la mejor) y que poco a poco la vas aceptando como tuya. En Mali, experimenté lo que de verdad significa CARIDAD. En el Pueblo Dogón (agricultores de una gran sabana del norte del país), cuando alguien tenía necesidades casi nadie se apercibía de ello. La familia necesitada ponía por la noche un cesto de mimbre en el patio del vecino y por la mañana estaba lleno de mijo, comida de base de este pueblo.

El diálogo con estas nuevas culturas sin prepotencia, posibilita acercarlas al Evangelio de Jesús e inculturarlo en ellas. Para que la Buena Nueva entre en la filosofía y en la vida de estas personas.