Expresa el sentimiento de solidaridad que estos acontecimientos provocan en las personas, sin distinción.
Esta situación que provoca el coronavirus, me recuerda una experiencia de una epidemia de Cólera en Malawi, que acabó con mucha gente, sobre todo niños.
Hubo un protocolo para informar a la gente en los poblados. Estaba en la ciudad de Simba, al norte de Malawi. Allí venía un Land Rover, tres veces por semana, a recogerme para ir con las personas enviadas por el Gobierno a sensibilizar a los habitantes de los poblados colindantes. ¡Sobre todo, cuando había muertes! Los que hemos estado en África sabemos la importancia que se le da a la muerte en casi todo el Continente; los funerales, las ceremonias que se tienen que llevar a cabo para “tener y vivir en paz con los espíritus”.
La situación actual me ha recordado aquella experiencia por dos cosas que creo importantes. En primer lugar, la Confianza que tenían las autoridades, en este caso de la Salud, en los Misioneros que conocíamos bien a la gente de dichos poblados. Y, en segundo lugar, la Confianza y el respeto que estas personas nos tenían. Esa era la razón principal por la que me llevaban con ellos a los lugares donde tenía que llegar la “ambulancia”.
Llegados al lugar, se ponía en marcha el método de sensibilización: se convocaba a la gente para explicarles las medidas de higiene que tenían que poner en práctica para luchar contra la epidemia del Cólera y evitar más muertes. Se llevaba un mensaje de confianza a la gente y se evitaba el pánico ante dicha plaga que sobrepasaba sus fuerzas.
He querido compartir esta experiencia porque me parece que entra dentro de nuestras experiencias misioneras: El cariño y confianza de las personas, que, a veces, nos hacían más caso a nosotros que a las autoridades; el respeto de dichas autoridades por nuestra labor con esas poblaciones.
Estoy muy preocupado porque está entrando esta pandemia en muchos países del Continente Africano, 35 países que tienen ya algunas personas contagiadas e incluso algunos fallecidos.
Rezo para que Dios acompañe a los dirigentes africanos, que les dé su sabiduría a la hora de tomar las medidas apropiadas para combatir esta pandemia. Que el Señor asista al personal sanitario para que no desfallezca y que dé fuerza a los enfermos para soportar y luchar contra esa enfermedad y esperanza a todos para dar ánimo a los unos y a los otros y para que cada cual se tome en serio la lucha contra este virus “extraño”.
P. Jesús Esteibarlanda Oregui.p.b.