
EVANGELIO del 25 DICIEMBRE, DIA de NAVIDAD
Nada es casualidad. Gracias por tu Luz.
Cuando los Padres Blancos me propusieron comentar uno de los Evangelios de Adviento en relación a mi momento vital personal y el de mi familia, me dio un poco de miedo, sabría hacerlo? podría aportar algo a alguien?
Hoy que me pongo a escribir en un folio en blanco y en recogimiento en oración, lo primero que quiero compartir es que mi experiencia vital me dice que Dios no deja nada al azar, qué » casualidad» de que precisamente me haya tocado el evangelio del día de Navidad, el día de Belén, el nombre que mis padres eligieron para mí.
Que «casualidad» que el evangelio hable de la Luz cuando en mi vida en este momento hay tanta tiniebla, tanta incertidumbre.
Pero que «casualidad» que dentro de esta etapa tan confusa, donde la enfermedad y el sufrimiento forman parte de nuestro día a día como familia, sea donde más hemos encontrado la Luz que nos da Cristo cuando lo recibimos en nuestra vida, cuando nos apoyamos en la oración para encontrarnos con Él y decirle «si Jesús estoy aquí confiando en Ti, confiando en que en los momentos más duros es cuando más sentimos tú Luz a través de familia, amigos, hermanos que nos sostienen la mano a través de esa palabra de apoyo y cariño o simplemente a través de ese acompañamiento en el que el silencio grita » Confía, estoy aquí, Yo soy la Luz en medio de la tiniebla».

La misma Luz de la que me hablaba Christian, uno de los chicos del centro de menores en el que trabajé en 2017, la Luz que lo acompañó a lo largo de su peligrosa travesía desde Senegal a Motril y la misma que le sigue acompañando ahora que hace la llamada ruta con el camión y que le ha permitido encontrar la vida con la que soñaba. La Luz que en definitiva, cambia la vida de todo el que tiene el regalo de recibirla.
Por todo ello es de recibo decir GRACIAS SEÑOR por mostrarte en medio del sufrimiento y la tiniebla
GRACIAS SEÑOR por convertirte en la Luz más inmensa, brillante y hermosa que podemos seguir.
GRACIAS SEÑOR por hacernos el regalo más hermoso el de la Fe, el de sabernos hijos Tuyos.
Belén, Paco y Lucía.