Los países africanos perdieron el control ante las empresas mineras extranjeras: los tres pasos que lo hicieron posible

Ben Radley, Universidad de Bath / 13 diciembre 2023 09:03 CET

Desde la década de 1990, las corporaciones transnacionales, como propietarias y administradoras de grandes proyectos mineros, han vuelto a convertirse en la fuerza dominante.

Unos años después de la independencia, los gobiernos africanos afirmaron su soberanía sobre sus recursos metálicos y minerales. Anteriormente, los recursos eran explotados por empresas mineras europeas. Desde la década de 1990, las corporaciones transnacionales, como propietarias y administradoras de grandes proyectos mineros, han vuelto a convertirse en la fuerza dominante.

Ben Radley ha investigado las transformaciones económicas en África Central, centrándose particularmente en la industrialización basada en recursos. En este extracto de su nuevo libro, Disrupted Development in the Congo: The Fragile Foundations of the African Mining Consensus, sostiene que el regreso de las corporaciones transnacionales se produjo en tres etapas. Comienza con la lectura errónea del estancamiento económico africano desde mediados de la década de 1970. La cesión de soberanía sobre los recursos fue posible gracias a la patologización del Estado africano y la demonización de los operadores mineros africanos.

Primer paso: culpar al Estado africano

En la República Democrática del Congo (RDC), el presidente Joseph-Désiré Mobutu tomó medidas desde el principio para poner los recursos bajo control estatal. La Ley Bakajika de junio de 1966 exigía que todas las empresas extranjeras establecieran su sede en la República Democrática del Congo, entonces conocida como Zaire, antes de finales de año. Además, el mismo año se nacionalizó la mayor filial minera colonial de propiedad belga, la Union Minière de Haut Katanga. Se convierte en la Generalidad de Canteras y Minas (Gécamines). En 1970, el sector público congoleño controlaba el 40% del ingreso nacional.

La nacionalización no tuvo ningún efecto negativo inmediato. En la República Democrática del Congo, la producción de cobre aumentó constantemente entre 1960 y 1974, de alrededor de 300.000 toneladas a 500.000 toneladas. Durante el mismo período, aumentó de 500.000 toneladas a 700.000 toneladas en Zambia.

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Segunda etapa: Liberalización y privatización

Entre 1980 y 2021, el Banco Mundial proporcionó 1.100 millones de dólares en subvenciones y préstamos al sector minero de 15 de los 17 países de bajos ingresos y ricos en minerales del continente. Esto le dio al Banco un margen significativo para implementar su visión estratégica sobre cómo debería organizarse y gestionarse la minería:

El sector privado tuvo que tomar la iniciativa. Los inversores privados deberían poseer y operar las minas. Las empresas mineras estatales existentes deberían privatizarse lo antes posible.

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Tercer paso: criminalizar a los mineros africanos

Las empresas mineras transnacionales aún tenían que superar un último obstáculo. Algunos depósitos muy apreciados ya estaban ocupados por operadores mineros que requerían mucha mano de obra. Extraían principalmente oro y diamantes. Pero también se dedicaban a la producción de plata, cobre, cobalto, estaño, tantalio, mineral de hierro, aluminio, tungsteno, wolframita, fosfatos, piedras preciosas y semipreciosas y minerales de tierras raras.

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