Autor: Amparo Cuesta, Hmnsda
En la Republica de Tanzania siempre se ha expresado con mucha reserva que existan “comunidades indígenas” en su jurisdicción. El concepto “indígena” fue muy usado en la época colonial con una connotación de que eran comunidades subdesarrolladas e inferiores, lo que dio lugar a una perpetua marginación y discriminación a las comunidades pastoriles de África. Tanzania, muy consciente de esta situación, adoptó inmediatamente después de la independencia medidas que llevaran a generar el bienestar de todas las personas, cualquiera que fuera su etnia o afiliación tribal.
Los Masai
En el este de África, en el Gran Valle del Rift, se extiende un paisaje exuberante, verde, de mi les de kilómetros, surcado por arroyos, salpicado con lagos y abundante vida silvestre que ha sido el hogar durante siglos de los Masai, pastores seminómadas que hacen pastar sus ganados al ritmo de las estaciones y con los patrones establecidos por las poblaciones silvestres. Los Masai, en el pasado, fueron tan ricos como es esa tierra que tenían bajo sus pies. El mantener la salud de esos lugares tenía que ver con su propia prosperidad y los hizo conservacionistas y administradores de las tierras sin que mediaran títulos ni designación.
Al igual que todos los agricultores del resto del mundo, los Masai han sufrido de las enfermedades climáticas y las sequias, pero las amenazas más serias de los últimos 75 años les han llegado en forma de leyes y, más recientemente, por la inversión extranjera.
La transferencia de las tierras a nuevos propietarios o a la denominada “área protegida”, ha motivado que los Masai hayan sido conducidos a áreas cada vez de más pequeña extensión, que los encierra y asfixia.
El Serengueti
A partir del siglo XX, las actividades terrestres y de vida silvestre están reguladas por leyes para la conservación en el norte de Tanzania de tierras tradicionales habitadas por los Masai, que incluyen el Parque Nacional del Serengueti.
En su inicio, a los Masai se les ofreció moverse a las áreas vecinas de Loliondo y el Ngorongoro, que son áreas de conservación. Pero, durante el último medio siglo, han tenido que sufrir numerosos desalojos y las leyes regionales han restringido sus derechos a pastar el ganado y cultivar huertas de subsistencia, lo que les avoca a una situación de hambre generalizada. Cuando las leyes se superponen a las de la Naturaleza, ésta no da su rendimiento, y aquellos que dependen de la tierra, los indígenas, están forzados a adaptarse y a renunciar a su forma de vida.
Más recientemente, con el ecoturismo convirtiéndose en el turismo más rápido de crecimiento del sector, el Valle del Rift de África Oriental se ha convertido en un destino turístico, y para los Masai representa una interrupción de su vida prístina y experiencia silvestre. Dos empresas basadas en el turismo en Loliondo han tenido un impacto particularmente negativo en los Masai: Tanzania Conservation Limited (TLC), es una empresa propiedad de la pareja de Thomson con sede en Boston y otra empresa, Ortello, tiene su sede en los Emiratos Árabes Unidos, Corporación comercial (OBC).
En 2008, TLC compró un contrato de arrendamiento de 96 años de 12.617 acres de tierra en el norte de Tanzania. Tres aldeas Masai de los alrededores impugnan la venta de esta tierra argumentando que fue vendida ya en 1984 a TBL (Tanzania Breweries Ltd) sin su consentimiento. Más tarde, en 1990, TBL abandonó las tierras. Y desde entonces los Masai afirman que son, por tanto, los propietarios de la tierra por prescripción adquisitiva.
Desde que TCL comenzó a ocupar la tierra, se negó a las comunidades locales el acceso a las áreas vitales de pastoreo y abrevaderos. Éstas se enfrentan, ahora, a la intimidación y la violencia de la policía local que, a veces, es llamada a actuar por la compañía de Safaris desde que estableció allí su negocio.
Las operaciones de la Corporación Ortello han causado también impacto en los Masai. En 1992 se les concedió una licencia de caza para 400.000 hectáreas, que es el hogar de más de 50.000 Masai. Los Masai ofrecieron resistencia y esto obligó al Gobierno, después de 20 años de peleas, a reducir el área a 150.000 Ha. Esto ha permitido a la familia real de los Emiratos Árabes Unidos realizar viajes de caza privados y la empresa construyó una pista de aterrizaje para su uso exclusivo.
También se restringió el uso de tierras y aguas a los Masai y las fuerzas gubernamentales de Tanzania, en colaboración con los guardas, han desalojado violentamente a varias comunidades Masai, quemando sus casas, pertenencias y desplazando su ganado.
Han tardado décadas de quejas para que el Ministro Natural de Recursos, Hamisi Kigwangalla, pusiera fin a la caza de 25 años de OBC, la concesión de 2017 y suspendiera al Director de Vida silvestre ordenando investigaciones sobre los tratos de esta Corporación y exministros de Tanzania.
Fuente: JUNIO 2023 – Nº217. Boletín de los Misioneros de África (Padres Blancos) y Hnas. Misioneras de Ntra. Sra. de África (Hermanas Blancas)