Las Obras Misionales Pontificias de Estados Unidos han publicado su “Gratitude Report”, un informe en el que dan las gracias a todos los fieles católicos del país por su generosa aportación, que ha permitido enviar 20 millones de dólares a las misiones. Estados Unidos es el país que más aporta a las Obras Misionales Pontificias. El segundo es España, con 14,5 millones. Ambos países suman su aportación a lo llegado del resto de países del mundo. Esto ha permitido poner a disposición de las misiones 106 millones de dólares este año, destinados a diócesis, seminarios, orfanatos, escuelas y programas pastorales.
Este informe, una verdadera memoria de actividades que se publicada cada año, se ha centrado en el tema elegido para la Jornada Mundial de las Misiones 2025, el Domund –“Misioneros de la Esperanza entre todos los Pueblos”– y pone de relieve el impacto que este apoyo económico ha tenido en los 1.131 territorios de misión en Asia, África, Oceanía, Latinoamérica y Europa del Este.
Estas aportaciones, destinadas a la cuatro Obras Misionales Pontificias, las Obras del Papa, permitieron ayudaron a formar a 82.498 seminaristas, apoyaron proyectos misioneros para decenas de miles de niños y sostuvieron a las Iglesias locales a través de subsidios ordinarios esenciales que apoyan directamente la inmensa labor de la Iglesia en los territorios de misión.
Pero este informe no recoge meras cifras, sino sobre todo historias personales. Son las historias de los niños de Zimbabue que, a pesar la pobreza de su país, aprenden a vivir su fe gracias a la Obra Pontificia de Infancia Misionera. O la de los sacerdotes y catequistas en Bangladesh que llevan el Evangelio hasta aldeas en las que la Iglesia acaba de nacer. Se recoge además el homenaje a trece misioneros que dieron su vida en el año 2024, dando testimonio del Evangelio en las regiones más vulnerables del mundo. Y, a propósito de personas, no podía no incluirse la voz del Papa León XIV, el primer misionero y, también, el primer Papa estadounidense de la historia moderna, y también a obispos y a misioneros que dan las gracias por la generosidad de quienes han sido generosos con la misión de la Iglesia. Desde las Obras Misionales Pontificias dan las “gracias por acompañarnos como misioneros de la esperanza. Juntos, edificamos la Iglesia allí donde es todavía joven, pobre y está creciendo, y llevamos la luz de Cristo hasta los confines de la tierra”.