El año 1492 se recuerda como el año del “descubrimiento” de América, pero también fue el año de la expulsión de los judíos. Solo recientemente se ha compensado simbólicamente a sus descendientes.
El 31 de marzo de 1492 los Reyes Católicos firmaron en Granada la expulsión de los judíos. Según el texto de los edictos –hubo varias versiones y múltiples copias–, el pueblo judío tenía hasta finales del mes de julio de ese mismo año para abandonar los territorios de las coronas de Castilla y de Aragón.
“Por ende Nos, con consejo y parecer de algunos prelados y grandes y cavalleros de nuestros reynos y de otras personas de sciencia y consciencia de nuestro Consejo, haviendo havido sobrello mucha deliberacion, acordamos de mandar salir todos los dichos judios y judias de nuestros reynos, y que jamas tornen ni vuelvan a ellos nin a alguno dellos; e sobrello mandamos dar esta nuestra carta, por la qual mandamos a todos los judios y judias de qualquier edat que sean (…) que fasta en fin del mes de julio primero que viene (…) salgan todos de los dichos nuestros reynos y señorios”.
Los Reyes Católicos, buscando la unidad religiosa de sus dominios, seguían la estela de otras potencias europeas que también habían expulsado a los judíos con anterioridad, como era el caso de Inglaterra en 1209 o Francia en 1306.