NAIROBI – Cuando era adolescente, Joan Waweru caminaba en busca de agua al río junto a otros miembros de su aldea, como era habitual, cuando descubrieron el cadáver de un vecino, que se cree que se suicidó ahogándose en el río Kamiti.
Tenía 13 años y recuerda que, incluso después del traumático incidente, los habitantes de su aldea y muchas otras situadas en las riberas del río Kamiti, que corre a lo largo de las plantaciones de café en el condado de Kiambu, en la región central de Kenia, siguieron confiando en el río como su principal fuente de agua para todos los fines domésticos y también agropecuarios.
Diez años después, Waweru cuenta a IPS que el río sigue siendo la principal fuente de agua para su familia y muchos otros hogares de la aldea de Kiaibabu.
«Mi madre sigue caminando unos tres kilómetros al río de ida y vuelta, una vez en la mañana y otra por la tarde. Así que, en total, camina seis kilómetros todos los días para ir a buscar 60 litros de agua. Lleva un recipiente de 20 litros a la espalda y dos de 5 litros en cada mano», explicó.
Detalló que «el río Maing’oroti está a solo un kilómetro de nuestra casa, pero con los años, el río se ha convertido en un pequeño arroyo, y se necesita mucho tiempo para llenar un recipiente de 20 litros».