El obispo de Mbaïki (Centroáfrica), apóstol de los akas, «un pueblo con hambre de Dios y de justicia»
«Cuando vuelvo a España me siento totalmente perdido». Monseñor Jesús Ruiz mccj (La Cueva de Roa, Burgos, 1959) lleva 37 años de misionero en África y su corazón y su vida ya son más africanos. Sobre todo, desde que, hace tres años, el Papa le nombró obispo de Mbaïki, la diócesis de los pigmeos Akas en la frontera con el Congo. Por ese pueblo vive, sufre, llora, canta y baila: «Intento respirar y caminar al ritmo de este pueblo». Un «pueblo bueno» al que intenta ayudar con todos los medios a su alcance y al que defiende con uñas y dientes. «La verdad es que están considerados como no personas, asimilados a los animales. Por eso, las humillaciones y las vejaciones que sufre este pueblo son diarias: Son golpeados, son maltratados, son explotados, son marginalizados».
Tres años como obispo de Mbaïki, ¿ya le ha tomado la medida a su diócesis africana?
Pues sí, llevo aquí tres años. Este mes se han cumplido tres años, y realmente es una diócesis que conocía bien de antes, ya que trabajé durante nueve años como párroco en una de las diez parroquias de la diócesis. Así que conocía la región, conocía al clero y conocía a la gente. De modo que no he sido un desconocido. En este tiempo, en estos tres años, he recorrido casi el 95% de la diócesis, aprovechando que ahora tengo un poco más de fuerza que cuando sea mayor. Creo que conozco unas 150 comunidades, de las 160 que tiene la diócesis.