

LUIS SANDALIO, luisandalio@yahoo.es
LLOREDA DE CAYÓN (CANTABRIA).
ECLESALIA, 21/11/22.– Ayer, último domingo del ciclo litúrgico, la Iglesia celebró a Jesucristo Rey del Universo. Yo, que no soy nadie para proponer cambios a tan ilustre institución, me atrevo a hacer una sugerencia por si alguna persona quiere tenerla en cuenta.
En lugar de ese título del que sabemos bien su origen (Pio XI y su época revoltosa en la que nació el fascismo y dio los frutos terribles que no sé si la gente quiere recordar…) yo me atrevo a sugerir (más en consonancia con las intuiciones del bienaventurado Papa Francisco) este otro título: Jesús de Nazaret, Hermanito Universal.
¿Por qué? No voy a insistir en la crítica de la institución monárquica (todavía vigente y decadente, no, lo siguiente) de la que estoy convencido de que Jesús nunca se sintió entusiasta (su vida y enseñanza lo demuestran claramente). Pero sí que quiero subrayar que el hermanito (sí, hermanito, con todas las connotaciones de cariño y amor a los pequeños que este diminutivo aporta) Jesús de Nazaret, desde su sencillez y experiencia vital, nos ayudó a ver con claridad cómo todas las personas, absolutamente todas y cada una, tenemos que cultivar esa amistad con Papá Dios que nos hace únicos e irrepetibles para Él. Los sufíes dicen que para llegar a Dios hay tantos caminos diferentes como corazones humanos.
Pues bien, este hermanito universal (de todos sin distinción) nos trae en su compañía a muchos otros hermanitos de diferentes culturas, religiones y épocas históricas, que juntos se complementan para enseñarnos a ser fieles a nuestro propio camino. Es por eso por lo que no sólo me atrevo a sugerir el cambio de título, sino también las lecturas para iluminar las celebraciones de este domingo.
Texto completo: JESÚS DE NAZARET-Hermanito-Universal