El Papa anima a Deloitte a ser «consultores integrales» para generar un mundo más justo para todos
«Hoy en día, el mundo sufre un empeoramiento de las condiciones medioambientales; muchas poblaciones o grupos sociales viven de forma poco digna en términos de alimentación, salud, educación y otros derechos básicos. La humanidad está globalizada e interconectada, pero la pobreza, la injusticia y la desigualdad persisten«. El Papa trazó un panorama global marcado por la desigualdad, pero también una llamada a la responsabilidad de todos los actores públicos, durante una audiencia a los participantes en la reunión mundial de Deloitte, a los que recibió en el Aula Pablo VI.
En su discurso, Bergoglio recalcó la «gran responsabilidad» de los responsables de empresas y profesionales para «revertir, o al menos, corregir el rumbo» al que camina la Humanidad, sugiriendo tres propuestas. En primer lugar, «mantener viva la conciencia de que puedes dejar tu huella», con los conocimientos, al experiencia, las competencias y las relaciones, que «constituyen un inmenso patrimonio inmaterial que ayuda a los empresarios, a los banqueros, los gestores, los administradores públicos para comprender el contexto, imaginar el futuro y tomar decisiones».
En otras palabras, «ayudar a conocer para ayudar a decidir», y así poder «orientar las elecciones, influir en los criterios, evaluar las prioridades para las empresas, las universidades, los organismos supranacionales, los gobiernos nacionales y locales, y para los responsables políticos». Con una pregunta sencilla y, a la vez, fundamental: «¿qué tipo de mundo queremos dejar a nuestros hijos y nietos?».
En segundo lugar, el Papa sugirió a los responsables de Deloitte «responsabilidad cultural» para «sugerir respuestas coherentes con la visión evangélica de la economía y la sociedad, es decir, con la doctrina social católica». Se trata, apuntó Bergoglio, de «evaluar los efectos directos e indirectos de las decisiones, el impacto en las empresas pero, incluso antes, en las comunidades, en las personas, en el medio ambiente».
En tercer lugar, Francisco reclamó «valorar la diversidad». «Todos los organismos creados por el hombre -instituciones, empresas, bancos, asociaciones, movimientos- tienen derecho, si se gestionan honesta y correctamente, a poder salvaguardar y desarrollar su propia identidad», recalcó el Papa, quien invitó a apostar por la «biodiversidad empresarial» como «garantía de la libertad de empresa y de la libertad de elección de los clientes, consumidores, ahorradores e inversores; y también como condición indispensable de la estabilidad, el equilibrio y la riqueza humana. Esto es lo que ocurre en la naturaleza y también puede ocurrir en los «ecosistemas» económicos«.