Directores de centros de catequesis de la región de la Asociación de Conferencias Episcopales Miembros de África Oriental (AMECEA) se han comprometido a fortalecer las prácticas de salvaguardia para niños y adultos vulnerables en los programas de formación de catequistas.
Este compromiso surgió tras un taller consultivo de tres días sobre salvaguardia, organizado por la Oficina de Salvaguardia de AMECEA. Celebrado recientemente en el Secretariado Católico de Lilongue, Malaui, el taller reunió a 14 directores de centros de catequesis y catequistas de los países miembros de AMECEA.
Los delegados de las conferencias nacionales deliberaron sobre enfoques pastorales para la salvaguardia, con un fuerte énfasis en el papel que desempeñan tanto los centros de catequesis como los catequistas en la creación de entornos seguros en sus iglesias locales.
El taller marcó un avance significativo en el fortalecimiento de una cultura de protección, y los participantes compartieron profundas reflexiones y, finalmente, formularon una serie de recomendaciones para su implementación en los centros y programas de formación catequética. El religioso Wenceslaus John Bamugasheki, director de la Escuela Catequética San Francisco Javier de la Universidad de Dodoma (Tanzania), describió el taller como «impactante«. Añadió: «Es fundamental preparar catequistas preparados para proteger a quienes sufren discriminación o trato injusto. El taller me resultó muy enriquecedor; brindó enfoques prácticos para abordar estos problemas«.
John Joseph Mbikoyezu, coordinador pastoral de los obispos católicos de Sudán y Sudán del Sur, destacó el doble papel de los catequistas en el fomento del crecimiento espiritual y emocional. «Los catequistas deben estar capacitados no solo para guiar el crecimiento espiritual, sino también para apoyar la salud emocional, psicológica y física de los niños«, afirmó. También hizo un llamado a favor de políticas de protección a nivel diocesano que reflejen los valores culturales africanos, señalando: «La protección no es solo una responsabilidad; es una obligación moral«. Eliud Kamwaro, director del Centro de Formación de Catequistas de San Agustín en Nyeri, Kenia, abogó por la integración formal de la protección en los programas de formación de catequistas. «Planeamos incorporarla en nuestro programa de estudios al menos un trimestre o semestre como un curso de un crédito«, declaró. «La protección es, ante todo, la promoción de la dignidad humana«.
Alena Nehemia Mhenudzi, catequista de la Arquidiócesis de Arusha, Tanzania, valoró positivamente cómo el taller transformó su comprensión de la protección. «Antes, pensaba que la protección era puramente legal, algo que intimidaba a la gente. Pero ahora la veo como una cultura y comportamientos seguros que vivimos y promovemos«, afirmó. Se comprometió a convertirse en embajadora de la protección en su parroquia y diócesis.
Los delegados recomendaron diversas acciones para fortalecer la protección en las instituciones catequéticas, incluyendo el establecimiento de estructuras y mecanismos claros, el desarrollo de módulos de capacitación formal y la integración de la protección en los programas de formación continua. También enfatizaron la necesidad de adaptar las políticas diocesanas a los contextos locales, promover la colaboración con los sistemas gubernamentales de protección infantil y asignar recursos para apoyar su implementación. Asimismo, los participantes pidieron que la protección se enmarcara positivamente como una forma de defender la dignidad humana y alentaron la vinculación de los enfoques culturales, pastorales y políticos para garantizar su pertinencia y eficacia.
Virginia Kabug
Fuente: AMECEA