Los “enormes desafíos” que enfrenta el estado de Borno (en el noreste de Nigeria), entre los que se encuentra una persistente insurgencia terrorista, deben ser reconocidos por la comunidad internacional para crear lo que el Secretario General de la ONU ha llamado un “estado de esperanza y un estado de realidad”, en una región que está muy por encima de su mala reputación de lugar de “terrorismo, violencia, desplazamiento o desesperación”.
António Guterres hizo esas declaraciones después de visitar un centro de reintegración, apoyado por la ONU, para niños que han estado involucrados con grupos armados, en Maiduguri, la capital y la ciudad más grande del estado de Borno.
Borno ha sido uno de los epicentros del extremismo violento y la actividad terrorista en Nigeria y en toda la región del Sahel.
La inseguridad en los últimos 12 años vinculada a grupos armados, incluido el grupo terrorista Boko Haram, ha afectado los medios de subsistencia y ha provocado el desplazamiento de unos 2,2 millones de personas, según cifras de la ONU.