Publicado: 7 abril 2022 20:13 CEST
Catedrática de Historia Antigua, Universidad Complutense de Madrid
La paz en el mundo griego tenía rostro femenino. Eirene era una diosa, mencionada ya por el poeta épico Hesíodo en el 700 a. e. c. Hija de Zeus y de Temis, formaba, junto con sus hermanas Justicia (Dike) y Buen Gobierno (Eunomía), el conjunto de las “Horas” o Estaciones a cargo de la justicia y la paz social pero también de la prosperidad material.
Esta imagen positiva de la paz se reencuentra en la Atenas democrática del siglo V a.e.c. en las obras del comediógrafo Aristófanes. En plena guerra del Peloponeso, este es un momento en el que Atenas no rinde culto cívico aún a la paz como divinidad (algo que sí hará en el siglo IV a.e.c.). Sin embargo, la paz se muestra como una aspiración de los campesinos en distintas obras de este autor, retomando la tradición anterior hesiódica, pero insertando en ellas determinados rasgos y pinceladas que llevan a pensar en una conexión entre mujeres y paz.
La Paz en Aristófanes se presenta claramente con rasgos femeninos, no solo como diosa, sino como mujer ateniense. Ya antes de la guerra del Peloponeso los atenienses se habían preocupado por la paz con los persas en la Paz de Calias del 499 a. e. c.. La habían construido, en el imaginario y específicamente en la acrópolis, como una Victoria (Nike) frente al persa, con una postura claramente imperialista.
Existían en la ciudad, en emergencia durante la guerra del Peloponeso, otras corrientes que preconizaban una tendencia a la paz entendida como inacción (hesychia) propia del ideario oligárquico de la ciudad, vinculado al ocio aristocrático y al alejamiento de la vida política.
Sin embargo, Aristófanes va a presentar en sus obras (Tesmoforiantes, Acarnienses, pero sobre todo en Paz y en Lisístrata) a Eirene como una figura femenina, que se muestra como remedio o ungüento médico. Sus discursos se ligan al ideario tradicional asociado a esta divinidad “amante de las fiestas”, del vino y la relación marital, pero también a formas de relacionarse y de afrontar los problemas de la ciudad de las féminas.