El enorme impacto financiero de la pandemia de COVID-19, con un costo de varios billones de dólares, y humano, con casi un millón de fallecidos hasta ahora, nos enseña que el mundo no estaba preparado para una emergencia sanitaria de tal calibre, y que no puede permitirse el lujo de no volver a estarlo cuando llegue la próxima epidemia.
Así lo advierte este lunes el nuevo informe de la Junta de Monitoreo de la Preparación Mundial, un órgano independiente de supervisión y rendición de cuentas para garantizar la preparación ante las crisis sanitarias mundiales.