

PODA TERAPÉUTICA
IMMA CALVO, amigos@feadulta.com
LAS ROZAS (MADRID).
ECLESALIA, 24/04/24.- Amigas y amigos: La imagen del labrador, la vid y los sarmientos invita a muchas lecturas interesantes: unidad, confianza en la savia interior, etc. Leyendo los comentarios de esta semana, me ha llamado la atención que las vides necesiten una poda tan severa para dar fruto. Si no se realiza esa poda terapéutica, la fuerza de la planta se destina a dar hojas y unos tristes racimos.
Me resulta inevitable pensar en aquellos sectores de la iglesia que promueven tal cantidad de prácticas piadosas diarias como rosarios, misas, confesiones, charlas, devociones y oraciones. Sin olvidar las pesadas cargas de una moral obsoleta y la obsesión proselitista. Después de todo ese esmero en dar hojas, ¿queda algo de energía en una persona para dar fruto? Frutos de compasión, empatía y empeño por reinsertar a los descartados de la sociedad.
Evangelio y comentarios al Evangelio
Juan 15, 1-8. Yo soy la cepa, vosotros los sarmientos. Sin mí no podéis hacer nada.
Miguel Ángel Munárriz: Jerarquía y carisma. Si el amor está presente, el espíritu de Jesús reina en ella.
José Luis Sicre: El labrador, la vid y los sarmientos. Más que parábola, es una fábula, donde los protagonistas son animales o plantas que pueden hablar y actuar. Y el protagonista principal es el labrador, que es quien poda, arranca y tira los sarmientos que no dan fruto.
Enrique Martínez Lozano: Dar fruto. En una planta sana y bien enraizada, el fruto está asegurado. Fluye de la vitalidad y lo hace de manera desapropiada.
Fray Marcos: La vid tiene varios elementos: raíz, cepa, sarmientos y hojas. Lo esencial es la Vida que atraviesa y unifica cada parte.
José Antonio Pagola: Contacto vital. Según el relato evangélico de Juan, en vísperas de su muerte, Jesús revela a sus discípulos su deseo más profundo: «Permaneced en mí».
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