NO TE DEJES ENGAÑAR. TÚ PUEDES VER (Mc 10, 46-52)
Sale Jesús de Jericó, camino de Jerusalén. Hoy no hay enseñanza añadida, el mismo relato entraña la lección. Lo encontramos en los tres sinópticos. Lucas sitúa el relato antes de entrar en Jericó. Mateo habla de dos ciegos pero el relato es el mismo. Estamos en la última escena, antes de entrar en Jerusalén. Después de este relato el evangelio da un quiebro. Lo acontecido en Jerusalén está más cerca del relato de la pasión que de lo narrado hasta aquí.
Este relato tiene poco que ver con los anteriores que propone Marcos. Le llama; le pregunta qué es lo que quiere; admite el título de Hijo de David; no lo aparta de la gente; la curación no va acompañada de ningún gesto; no le manda guardar silencio. Una vez que Marcos ha dejado claro que el camino hacia el Reino es la entrega hasta la muerte, ya no hay lugar para los malentendidos. No tiene sentido mandar callar ni rechazar el título de Mesías. Como suele pasar en los evangelios todo son símbolos. No debemos interpretarlos literalmente.
- Al borde del camino.Bartimeo es el símbolo de la marginación, está fuera del camino, tirado en la cuneta, sin poder moverse, viendo cómo los demás pasan y dependiendo de ellos. El ciego tenía ya asignado su papel, pero no se resigna. Sigue intentando superar su situación a pesar de la oposición de la gente. “Hijo de David” era un título equivocado; suponía un Mesías que se impondría con la fuerza. Ya no le importa, no le manda callar.
- Le regañaban para que se callara.Los demás no quieren saber nada de los problemas del ciego. En la situación en que te encuentras no tienes derecho a protestar. Aguanta y cállate. Era el sentir del pueblo judío. “La gente” significa, la inmensa mayoría de los cristianos que siguen a Jesús, pero no descubren la necesidad de emprender un nuevo camino. Una vez más aparece la sutil ironía de Marcos: los que seguían a Jesús eran un obstáculo para que el ciego se acercara a él. Los más cercanos a Jesús siguen sin ver.
- ¡Llamadlo! En menos de una línea se repite tres veces el verbo llamar. La llamada antecede siempre al seguimiento. Jesús valora la situación de distinta manera. Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Al menor síntoma de acogida, el ciego da un salto. Un ciego debía andar a tientas y con cuidado. Ahora confía y da el salto, aunque no ve. El manto representa lo que había sido hasta el momento, que se convierte en un estorbo. Todas sus esperanzas están ahora puestas en Jesús. Este es el verdadero milagro, que se realiza antes del milagro.
Texto completo: Domingo 30 del Tempo Ordinario – ciclo ‘B’ – por Fray Marcos
Imagen