«Mis encuentros con José Saramago»
Estamos celebrando el centenario del nacimiento del escritor portugués José Saramago, que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1998 por su capacidad para “volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía”. Y lo estamos haciendo con diferentes actividades en reconocimiento a una de las figuras más señeras de la literatura del siglo XX en el horizonte ético de la liberación de los pueblos oprimidos, con los que siempre se mostró solidario y a quienes defendió de los imperialismos y supremacismos. El pasado 18 de junio celebramos otra efeméride significativa: los doce años de su fallecimiento, que dejó un gran vacío y una orfandad difícilmente superable en el mundo literario no solo hispano-portugués, sino también a nivel mundial y en terreno de la ejemplaridad moral.
El 30 de mayo pasado celebramos un “Acto literario en recuerdo del Premio Nóbel: JOSÉ SARAMAGO. ÉTICA Y LITERATURA”, organizado por la Fundación Siglo Futuro, con sede en Guadalajara, en el que intervinimos: Juan Garrido, presidente de la Fundación Siglo Futuro, Pilar del Río, periodista, esposa del Premio Nóbel y presidenta de la Fundación José Saramago, Nativel Preciado, periodista y escritora, Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Fundación Cultura de Paz, y yo mismo. En este este artículo voy a desarrollar algunas de las ideas que expuse en dicho evento en el que participaron 200 personas.
Durante los últimos cinco años de la vida de Saramago tuve el privilegio de disfrutar de su amistad y compartir experiencias de fe e increencia, de solidaridad y trabajo intelectual, en total sintonía. Dos fueron los momentos especiales de dicho disfrute y un tercero que no pudo celebrarse.