ECLESALIA, 19/02/21.– El papa Francisco nos invita a celebrar la Cuaresma de este año, ofreciéndonos tres consejos para vivirla en profundidad: fe, esperanza y caridad, las tres virtudes teologales que hay que actualizar desde el mundo de hoy y su realidad compleja y sufriente, para no quedarnos en meras definiciones vacías de contenido.
La fe sirve, entre otras cosas, para “dejarnos alcanzar por la Palabra de Dios, que es Cristo, que nos lleva a la plenitud de la Vida”. Es decir, cualquier palabra que no nos conduzca a dejarnos interpelar por la vida, a descubrir la vida que se oculta en tantos sepulcros de nuestro mundo, a sembrar semillas de vida donde todo aparece como un desierto, a devolver vida en abundancia para quienes están desahuciados de la vida… no es la palabra auténtica del Dios de la Vida. Para las personas cristianas, este camino solo se recorre desde el seguimiento de Jesús, mediante la forma de ser felices que propuso en las bienaventuranzas, para concretar el ideal de ese otro mundo posible, donde la fraternidad y la justicia se hagan realidad en nuestra sociedad y nuestro mundo.
La esperanza “como agua viva que nos permite continuar nuestro camino, estando más atentos a decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan; la esperanza como inspiración y luz interior, porque somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios hace nuevas todas las cosas”. Esa esperanza que nace de una promesa que hay que renovar día a día, porque debemos pintar cada amanecer con los colores de la ilusión y la sonrisa, porque tenemos que comprometernos para que la esperanza no sea un van anhelo, porque una vida sin esperanza es como una rosa sin agua, que se va marchitando hasta que se seca y sus pétalos caen a tierra agostados. La esperanza es una mirada limpia, un abrazo sincero, un horizonte al que se llega juntos, paso a paso.
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Texto completo: Cuaresma 2021