Voluntarios de Mosul, la tercera ciudad de Irak, ayudan en la reconstrucción de un templo católico para borrar las huellas de la brutalidad terrorista
La imagen que proyectan es poderosa: jóvenes musulmanes ayudando a retirar los escombros y adecentar una iglesia profanada por el Estado Islámico. Se trata de los voluntarios de Sawaed al Museliya, un grupo de activistas de Mosul que intenta borrar las huellas de los yihadistas sobre la ciudad, incluidos los lugares de culto de quienes no profesan su fe. El mensaje de inclusión busca animar a que regresen los cristianos que, como otras minorías religiosas, huyeron cuando aquellos bárbaros tomaron la capital del norte de Irak en 2014.
“Queremos decir [a los cristianos]: volved, Mosul no está completa sin vosotros”, declaró Mohammed Essam, uno de los cofundadores del grupo a AsiaNews, la agencia oficial de prensa del Instituto Pontificio para las Misiones Extranjeras, que reveló su trabajo en la iglesia de Santo Tomás (católica de rito siriaco) a principios de este mes.
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