LO IMPORTANTE NO ES UN JESÚS PRESENTE (Mc 14, 12-26)
No estamos celebrando el sacramento de nuestra fe, como dice la liturgia. Esta es la celebración que nos puede llevar más lejos en la comprensión de lo que fue Jesús. Es imposible meter en el espacio de una homilía la increíble amplitud de significados de este sacramento. A través de los siglos, se han potenciado algunos aspectos y se han minimizado otros. Hoy creo que debemos hacer una nueva valoración de todos ellos.
El primer aspecto que debemos revisar hoy es la presencia real. Quede bien claro, que no se trata de negar la presencia. Se trata de explicarla de manera que pueda ser entendida por el hombre de hoy. La creencia en una presencia física y materializada no ayuda, para nada, a entender el sacramento. Si durante siglos no se le dio mayor importancia a esa presencia, no puede ser el aspecto más importante.
La distorsión de la presencia fue el final de un proceso muy largo. Empezó por guardarse algo del pan consagrado para que pudiera participar de la eucaristía el que no había podido asistir. El paso siguiente fue el conservar siempre algo de pan (reserva) para poder ayudar a los que se encontraban en peligro de muerte. Más tarde se vio la necesidad de colocar las especies en recipiente y lugar más dignos. Terminó por ponerse en el centro de la iglesia para que fuera adorado. El convertirlo en objeto de devoción y piedad privada, alejó al pueblo del verdadero valor del sacramento.
Texto completo: CORPUS CHRISTI – ciclo ‘B’ – por Fray Marcos