El ministro de Justicia de Tuvalu, Simon Kofe, fue noticia durante la conferencia sobre el clima de la ONU, la COP26, en noviembre, cuando pronunció su discurso con el agua del mar hasta las rodillas.
«Nos estamos hundiendo», dijo, subrayando el peligro real que el aumento del nivel del mar, provocado por el cambio climático, representa para las naciones insulares de baja altitud del mundo.
El vídeo de Tuvalu se hizo viral. La imagen era impactante, como las procedentes de otras islas del Pacífico, Kiribati y Fiyi, en los últimos años, que muestran cómo ciudades enteras se desplazaron hacia el interior mientras las aldeas sucumbían lentamente al mar que las rodeaba.
Una tragedia igualmente alarmante está ocurriendo al otro lado del globo: el Ártico, donde el aumento de las temperaturas está reduciendo antiguos glaciares, disminuyendo el hielo marino y calentando y descongelando el permafrost del planeta.
El permafrost es la capa de suelo bajo la superficie de la Tierra que ha permanecido congelada ininterrumpidamente durante al menos dos años consecutivos y, en la mayoría de los casos, durante cientos o miles de años. Se extiende por una cuarta parte del hemisferio norte, incluyendo muchas regiones que no están cubiertas de nieve.
Esta capa congelada se encuentra en grandes partes de Alaska, Canadá y Siberia, donde la gente, en su mayoría comunidades indígenas, ha vivido, trabajado y cazado durante cientos de años.