Hace ya 30 años un grupo de jóvenes entusiastas de nuestro pueblo conocieron un grupo misionero, “Amigos de África” y se sintieron llamados a formar su propio grupo con esta vocación de servicio.
Siempre nos sentimos llamados y atraídos por África y los africanos, en nuestros inicios recogíamos medicinas, las clasificábamos y las enviábamos a misiones de este continente, esa actividad nunca ha desaparecido del todo porque por desgracia sigue siendo necesaria, pero hoy ha habido una evolución que también nos hace mirar muy atentamente a la inmigración.
África ya no es un continente al que enviar medicinas, que también, África no es sólo una misión en la que hay unas 50 chicas estudiando y a las que ayudamos a sufragar su formación mediante becas de estudio, África y los africanos están en nuestro país, han dejado a su pueblo y su familia y se han venido aquí en busca de un futuro mejor, para ellos y para los suyos, y están de forma muy significativa en provincias como Almería, en trabajos como la producción de frutas y hortalizas bajo los plásticos de los invernaderos.
En este momento, si me lo permiten, voy a contar un pequeño cuento
“Un chico de 24 años miraba a través de la ventana del autobús y gritó: ¡Papá, mira los árboles como van corriendo detrás de nosotros!”. Su anciano Papá sonreía y no decía nada pero una pareja de jóvenes que iban sentados en los asientos de delante se reían de él por la conducta infantil del chico.
De pronto, el chico volvió a gritar y dijo: ”¡Papá, mira las nubes están corriendo con nosotros!”, y el padre seguía en silencio y permanecía en silencio. La pareja no pudo resistirse y le dijo al anciano: “¿Por qué no llevas a tu hijo a un buen médico?, sin duda debería mirarse la cabeza”.
El anciano sonrió y dijo: “ya lo hice, precisamente ahora regresamos, mi hijo era ciego de nacimiento y hoy, gracias a Dios y a una operación exitosa, ha recobrado la vista y por primera vez puede ver”.
Cada persona de este nuestro mundo tiene una historia y la actitud de juzgarlos antes de conocer cada una de las historias que vienen a nosotros no suele ser buen camino, es muchísimo más apasionante meterse en cada una de esas vidas, conocerlas, y en la medida de lo posible, acompañarlas.
Nosotros ya no somos unos jovencitos impetuosos, han pasado 30 años, 30 años en los que la realidad de África ha cambiado y en la que nosotros, con ellos, también hemos madurado y hemos cambiado.
En los primeros años de esta asociación mirábamos a África a través de fotografías y cartas de los misioneros, hoy se la mostramos a nuestros hijos in situ porque África está aquí, en nuestro país, ellos nos necesitan porque vienen de una situación traumática y de pobreza que los ha obligado a dejar a los suyos, nosotros los necesitamos porque en nuestra sociedad están realizando trabajos que nosotros no hacemos, por las circunstancias que sea, pero no las hacemos, ¿alguna vez en la vida has pensado que el 60% de todas las hortalizas que comas en tu vida han sido plantadas y recogidas por un africano que vive en situación irregular en la provincia de Almería?.
Sería apasionante entrar en un debate en el que podamos hablar de lo que estamos haciendo con nuestro mundo, con nuestra sociedad, con nuestros valores, pero hoy, desde estas líneas sólo queremos dar las gracias.
Gracias por la oportunidad que hace 30 años llegó a nosotros.
Gracias por un pueblo que siempre nos apoyó y nos ayudó en nuestros proyectos.
¡Feliz feria de en honor de la Asunción de la Virgen María al cielo!
Gracias a África que ha moldeado y dado sentido a nuestras vidas.
Gracias.