

Una larga tradición
Este es el tercer domingo de Adviento. La antífona de apertura de la misa es: «Alegraos en el Señor, alegraos siempre, el Señor está cerca». Hay que remontarse a la tradición latina para entender este apelativo: «Gaudete in Domino semper: iterum dico, gaudete!». La palabra gaudete es la primera en la segunda lectura de los textos del Año B, es decir, en la carta de Pablo a los Tesalonicenses.
El color de los ornamentos litúrgicos durante el período de espera del Adviento es el morado. En este día, ¡los adornos pueden ser de color rosa! Además, la corona de Adviento suele constar de tres velas rojas y una rosa, que se enciende el tercer domingo. Esta pedagogía no es exclusiva del Adviento: durante la Cuaresma se celebra el domingo de «Laetare», en el que también puede utilizarse el color rosa.
¿Por qué el Domingo de la Alegría?
Digamos que en este tiempo de penitencia, la Iglesia nos invita a hacer una pausa para recuperar el aliento hasta la fiesta de Navidad. Anticipamos con alegría la celebración anual del nacimiento de Jesús, que vino de Dios en nuestra carne para salvarnos. Los textos litúrgicos nos invitan a la alegría, ¡y esto vale para todas las lecturas de los tres años conocidos como «A, B y C»!
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