

Una liturgia que integra el ritmo y la expresión tradicional africana
Consideraciones generales
África tiene en la actualidad unos1.461.129.126 millones de habitantes, con una tasa de natalidad de 2,58. Los católicos y otros cristianos suman 47,65%, aventajando a los musulmanes, que alcanzan un 44,18%, mientras que las religiones tradicionales y otras denominaciones representan un 8,17%. Según informa la Biblioteca de la CIA, un total de 29 países africanos son mayoritariamente cristianos, mientras que 21 países africanos son mayoritariamente musulmanes.
La Iglesia Católica contaba en 2019 con 542 diócesis, 15.600 parroquias, 719 obispos, 34.391 sacerdotes, 7.999 misioneros, 120.280 religiosos, mujeres y hombres, 32.715 seminaristas mayores y casi medio millón de catequistas, según varias fuentes bien acreditadas. La Iglesia católica ha experimentado un crecimiento espectacular en África. Vive un momento de especial importancia, en el que se juega la autenticidad de su seguimiento evangélico y de su servicio al Reino de Dios y a los hermanos.
La Iglesia católica lleva a cabo numerosas obras asistenciales, tanto en el terreno de la salud como en el de la educación. En el plano de la salud cuenta con 7.583 instituciones, entre hospitales, dispensarios y casas de acogida de ancianos y necesitados. En cuanto a la educación cuenta con 75.809 centros a diferentes niveles, desde escuelas infantiles y primarias, hasta bachillerato y universidad. En dichos centros se educan un total de 28 millones de alumnos.
África, cuyos habitantes se distinguen especialmente por su amor a la vida y por su capacidad de gozar de ella, necesita liberación de las guerras, de las epidemias, del analfabetismo, de la falta de respeto a los derechos humanos, de las multitudes de refugiados, etc. La Iglesia católica intenta colaborar en todos esos esfuerzos.
“Otros cristianos”
Al hablar de Católicos “y otros Cristianos”, nos referíamos a Ortodoxos, Anglicanos, Metodistas, Presbiterianos, Evangelistas, etc., pero también queremos hacer alusión a las Iglesias independientes africanas. Estas Iglesias, instituidas en África, fueron fundadas por los propios africanos y no a través de misiones. Su tamaño en números puede variar desde unos pocos cientos a más de un millón de seguidores. Se fundaron en el período de la entreguerras, y desempeñaron un papel importante en la descolonización.
El número de iglesias independientes es difícil, si no imposible, de fijar, ya que continuamente aparecen nuevas y desaparecen otras. En 1968 se estimaban unas 6.000 iglesias independientes en África, y en 2004 eran más de 11.500, casi todas totalmente desconocidas en Occidente. Las Iglesias independientes están envueltas en una cierta ambigüedad. Por una parte, se da el sincretismo, una cierta mezcolanza de elementos cristianos y creencias y prácticas de las religiones tradicionales. Crean
confusión, pero a la vez han ayudado, junto a la influencia que siguen teniendo en la vida y práctica religiosa de los cristianos, a dar a la práctica del cristianismo un caché más africano, más adaptado a la idiosincrasia de los pueblos africanos; incluso han influenciado fuertemente al Islam africano.
Teología Africana
Los teólogos africanos centran su atención en el estudio de la inculturación y de la liberación. El esfuerzo de inculturación pretende adaptar la teología cristiana al contexto de la cultura tradicional del continente; un discurso sobre Dios que pretende acceder a una comprensión de la fe de acuerdo con la mentalidad y las necesidades de los africanos.
En cuanto a la Teología de la liberación fue en Sudáfrica donde, más que los teólogos, fue el pueblo creyente quien clamaba contra el sufrimiento causado por el racismo y la opresión de esta sociedad; clamor al que los teólogos dieron forma y expresión adecuada. Toda el África cristiana asume este esfuerzo de liberación, orientado ahora a la lucha contra la pobreza, la ignorancia y la esclavitud de las mujeres. Su concepto de Iglesia suele ser el de Iglesia-Familia.
Religiones tradicionales
Para comprender la identidad de la Iglesia Católica Africana hay que tener en cuenta la base religiosa tradicional sobre la que el cristianismo se implanta. Sobre las Religiones Tradicionales Africanas es difícil tener estadísticas precisas. Las religiones tradicionales africanas no se centran en enseñanzas doctrinales, sino que se refieren a hechos en los que creen y que aceptan. Creen en poderes mágicos impersonales, que pueden manipularse para bien o para mal. También aceptan la existencia de espíritus de origen humano (los ancestros), normalmente benéficos, pero que pueden ser peligrosos en ciertas circunstancias. La veneración o culto a los ancestros es universal en el África Subsahariana. También hay numerosos espíritus de origen misterioso, que suelen identificarse con las fuerzas de la naturaleza, y que son susceptibles de afectar al ser humano.
La opinión más generalizada es que en la mayoría de las sociedades africanas existe la creencia en un Dios supremo, aunque no único siempre, diferente al Dios cristiano ya que no es sobrenatural. Junto a ese Dios supremo existen numerosos espíritus y divinidades, que sirven de intermediarios entre Dios y los seres humanos. Cada grupo étnico tiene sus dioses intermediarios propios, que, a veces, van ligados al concepto de la cosmología de dicha etnia: el dios madre tierra, el dios sol…etc. Aunque la gente se dirige al Dios Supremo en alguna ocasión especial, se preocupa más por los espíritus inferiores, que están más directamente implicados en la vida corriente del ser humano y en sus necesidades.
Interinfluencias
El cristianismo ha ejercido una influencia considerable sobre la mente de los africanos, sobre sus culturas y sus religiones tradicionales. Pero, a su vez, dichas culturas y religiones han modelado la comprensión del cristianismo por los africanos, y ha influenciado sus prácticas religiosas. Dado que la cultura negro-africana permanece profundamente marcada por la dimensión religiosa, cualquier influjo ejercido sobre la religión afecta a la cultura y viceversa.
Quizás la mayor influencia del cristianismo sobre la mentalidad tradicional africana haya sido la introducción del concepto de escatología, es decir, la visión de un futuro lejano, de “un cielo nuevo y una tierra nueva”, más allá de la vida actual. La mente africana concibe el futuro como ligado a las genealogías y acontecimientos inmediatos, con una perspectiva limitada; tuvieron que adaptarse a la percepción del tiempo con una perspectiva lejanísima, un nuevo concepto del futuro.
También el sistema sanitario, con hospitales y centros de salud, así como el sistema de educación formal han transformado la mente africana. La introducción de la escuela moderna, de la escritura, la lectura y el cálculo, las ciencias y tecnologías occidentales supuso una auténtica revolución, no sólo en la vida material sino en la mentalidad tradicional.
Finalmente, la organización política del Estado, que, aunque no es un factor religioso, fue introducida en África al mismo tiempo que el cristianismo. El Estado, que es, en parte, ajeno a la tradición de los africanos, ha sido aceptado por ellos. Todos estos factores son modelos de cambio a los que se añaden la ciencia y las tecnologías modernas. Son cambios que afectan, sobre todo, a la comprensión y a la significación fundamental de la experiencia africana, y, por ende, a las raíces mismas de su cultura y de su religión.
Las religiones tradicionales africanas han logrado perpetuarse en el cristianismo. El poder de la religión africana continúa operando en los africanos convertidos al cristianismo, influenciando sus nuevas confesiones religiosas. Si es verdad que la Iglesia está ahora bien establecida en el continente africano, también es verdad que surge una Iglesia “nueva” con formas originales. Ya sean presbiterianos, metodistas, anglicanos, luteranos o católicos, la mayoría de los fieles de estas iglesias pasan, sin escrúpulos, de los servicios religiosos realizados en sus iglesias a los rituales de curanderos tradicionales, a quienes visitan regularmente. Una encuesta reciente muestra que muchos cristianos incorporan elementos de las religiones tradicionales en su vida diaria, como, por ejemplo, los sacrificios a los antepasados o a los espíritus, el uso de amuletos protectores o el miedo a brujas o hechiceros que disminuyen su fuerza vital, causando enfermedades u otros daños.
Tanto los africanos como las iglesias cristianas han comprendido que existen aspectos comunes o, por lo menos, semejantes entre los dos conceptos religiosos, como el Dios Supremo, la mediación de seres espirituales, el dogma católico de la intercesión de los santos, que se asemeja al culto a los antepasados. También hay comunión en los valores de su propia experiencia religiosa, como la importancia de la comunidad, la solidaridad y el perdón. Los africanos creen que el pecado daña el bien común; por consiguiente, los ritos de purificación están previstos para promover el bien común, y los ritos de reconciliación son muy frecuentes. Se tiene en gran estima a los ancianos. La comunidad mira su sabiduría como capaz de mostrar la dirección a seguir en la vida. Hoy en día, las Iglesias cristianas se esfuerzan en incorporar, en su doctrina y sus ritos, algunas de las vivencias y conceptos de las religiones tradicionales africanas.
Dialogar con las religiones tradicionales africanas
¿Cuál es el objetivo de dicho diálogo? Bajo la diversidad de prácticas y representaciones hay un hilo conductor: “la creencia en un mundo invisible, poblado por seres activos y conscientes”.
El primer diálogo consiste en acercarse a estas culturas a través de la inteligencia y el corazón: a sus mitos, sus ritos, sus formas de vivir y de morir. Luego, hay que considerar con objetividad los puntos reales de ruptura entre el proyecto de salvación en Jesucristo, propuesto por el cristianismo, y la búsqueda permanente de la vida y la supervivencia que las generaciones actuales he redaron de sus antepasados. Después, hay que apreciar las prácticas sociales que contribuyen a mantener la paz y la cohesión en las familias, mediante las cuales los individuos y los grupos sociales luchan contra el mal y la enfermedad.
El cardenal Philippe Ouedraogo de Uagadugú considera el diálogo interreligioso como vital en la lucha contra el terrorismo. El diálogo interreligioso es, según él, “Una herramienta vital para combatir el terrorismo”. El cardenal reitera que la confrontación pacífica entre las religiones es “una opción vital para vivir juntos, con respeto y escucha de unos a otros”.
¿Será África el centro de la Iglesia Católica del futuro?
Estimaciones solventes nos aseguran que para 2050, la población católica crecerá un 146% en África, frente al 63% en Asia, 42% en América Latina y 38% en América del Norte, además de un descenso del 6% en Europa.
En sentido numérico no hay duda de que el continente africano será pronto central en el catolicismo. Hay que señalar, sin embargo,
que la jerarquía africana sigue siendo muy clerical y conservadora en temas como los derechos de los homosexuales, la mujer, el celibato, la sexualidad y el matrimonio. Aun así, los analistas religiosos estiman que “los católicos africanos no solo están creciendo en número, sino que están impulsando con un nuevo lenguaje y vigor espiritual nuevas formas de adorar a Dios”.
Esperemos que el carácter vital del catolicismo africano vaya transformando la resistencia conservadora y asumiendo, sobre todo, los valores evangélicos.
Bartolomé Burgos (Revista AFRICANA)