En Kenia, la empresa Opibus se atreve con el transporte público no contaminante al instalar motores eléctricos en los autobuses.
La empresa está ultimando la modificación de su primer vehículo de 52 pasajeros completamente eléctrico, que se espera tenga una autonomía de 250 kilómetros. Su puesta en circulación está programada para este mes de diciembre.
«Para un conductor de transporte público (los minibuses conocidos como “matatu”), el gasto en combustible es muy elevado y no se pueden obtener suficientes beneficios», dice George Moses, conductor de transporte público. «En comparación, con el futuro bus eléctrico, ganaremos más dinero, incluido el propietario del autobús».
Pero dar el salto a lo eléctrico no está al alcance de todos. Se necesitan 45 000 dólares para comprar un motor Opibus, frente a los 30 000 dólares que cuesta un autobús de ocasión de gasolina o diésel importado del extranjero. Asimismo, se deben instalar varias piezas de fabricación europea, lo que aumenta considerablemente el total. Pero eso no afecta a la popularidad de los vehículos eléctricos.
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