26º domingo A — 27 septiembre 2020
Ezequiel18, 25-28 — Filipenses 2,1-5 — Mateo 21,28-32
“¿Qué os parece?” Según los Evangelios, sacerdotes, ancianos, escribas y fariseos quisieron a menudo ponerle a Jesús una trampa. Pero esta vez es Jesús quien la pone. Reflexionando sobre todo esto, me he hecho dos preguntas. ¿Qué era esa “justicia” que practicaba y enseñaba Juan, y en la que ancianos y sacerdotes no creyeron? Publicanos y prostitutas sí creyeron, según Jesús. ¿Qué quiso decir con ello?
« Justicia” evoca hoy a la diosa Themis con los platos de una balanza con los que sopesa los argumentos de dos adversarios, imagen que simboliza la imparcialidad de la justicia en la estricta aplicación de la Ley. Pero en la tradición bíblica, el concepto de «justicia» es mucho más amplio. En principio, estrictamente hablando sólo Dios es “justo”. Es “justo” cuando se pone del lado de los pobres y oprimidos, y castiga a los opresores. Y también Dios es “justo” cuando, fiel a sus compromisos, se compadece de nosotros, nos perdona y, en su generosidad, nos «justifica», nos transforma y nos hace «justos».
Texto completo: Echeverría-26º domingo A