BULAWAYO, Zimbabue – Es una típica historia de Bulawayo, la segunda ciudad más grande de Zimbabue: ante la falta de servicios como la recolección de basura por parte del ayuntamiento, los residentes del municipio tiran la basura donde les da la gana y, con el tiempo, se genera vertederos que se convierten en «oficiales».
Sin embargo, para Mariyeti Mpala, de 56 años, un vertedero comunitario situado en un terreno que pertenecía al municipio local, vecino de su residencia, representaba una oportunidad para transformar lo que se había convertido en una monstruosidad aceptada en un próspero proyecto ecológico.
Adquirió parte del antiguo vertedero en 2006 y en el terreno cultiva árboles frutales autóctonos en una hectárea, y además gestiona un próspero huerto.
Tiene plantados tomates, guisantes, coles, cebollas y lechugas, e incursionado en la acuicultura, la última incorporación a su proyecto.
Además, ha «puesto tres mil peces besugo», relató Mpala, al explicar sus ambiciones a largo plazo para la comunidad local.
«Decidí solicitar este pedazo de tierra porque estaba claro que nadie se imaginaba que el terreno tuviera alguna utilidad, ya que se utilizaba como vertedero», dijo Mpala a IPS.
Aunque no lo sepa, su proyecto encaja perfectamente en la iniciativa Ciudades Verdes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que, entre otras cosas, «se centra en mejorar el entorno urbano, garantizar el acceso a un ambiente sano y a dietas saludables a partir de sistemas agroalimentarios sostenibles, aumentar la disponibilidad de espacios verdes a través de la silvicultura urbana y periurbana».






