22 diciembre 2021 21:30 CET
Estábamos ya finalizando la campaña masiva de vacunación de covid-19, iniciando la de los niños y administrando la tercera dosis para personas mayores cuando, de repente, surge con fuerza una nueva variante, la ómicron, que ha venido a alterar nuestras vidas y nuestros planes navideños. Además de que nos dibuja un futuro incierto.
Es un virus SARS-CoV-2 que contiene muchas más mutaciones de las que se estaban viendo hasta el momento, sobre todo en una zona de interacción con nuestras células, y también que podría escaparse de la actividad neutralizante de los anticuerpos. Sin embargo, a pesar de estar altamente mutada, sigue siendo una variante, y no ha adquirido el nivel d
Los datos provenientes de Sudáfrica, el primer país que dio la voz de alarma y secuenció esta variante (aunque tal vez se originara en otro sitio), indican que su expansión es casi exponencial, y pronto se empezó a detectar en otros países y a ser la mayoritaria en muy poco tiempo, desplazando a la anterior variante delta.
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Las mutaciones que tiene ómicron le permiten adherirse y entrar mejor en el interior de nuestras células. Es como si hubiéramos limado una llave para que entrara mejor en una cerradura y, en vez de necesitar dos vueltas para abrir, con una fuera suficiente.