Alcanzó el éxito, se codeaba con la élite y podía escoger entre una cierta opulencia, pero ahora lo recuerda desde una pequeña habitación a oscuras, con las ventanas prácticamente selladas, excepto por unas rendijas apenas imperceptibles, y en el más absoluto silencio. Y lo recuerda, sobre todo, en el estado de expectación de la presa acorralada, con el pánico a flor de piel en cada sonido que escucha y mientras espera que llegue el momento en el que sus perseguidores le descubran. Eso es lo que le ocurre al protagonista de Estoy solo, la novela del escritor mauritano Beyrouk, traducida por Alejandro de los Santos, para iniciar la colección Libros del Baobab, publicada por la editorial Libros de las Malas Compañías.
El relato es un monólogo marcado por la honestidad a la que empuja la sospecha de un final próximo. A través de ese ambicioso escritor sitiado por el fanatismo que intenta sobrevivir entre la oscuridad y el silencio refugiándose en sus pensamientos, Beyrouk destila una reflexión sobre la situación de toda una región atenazada por el extremismo. El autor, aprovecha la introspección para permitirse una visión autocrítica, una pequeña lección sobre todas las condiciones que llevan a esa “locura” a deslumbrar a tantos, los abusos del poder, las propias debilidades íntimas, la instrumentalización de las diferencias y la violencia, la violencia como lenguaje de los que no tienen demasiado que decir.
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