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Cuatrocientos años de la canonización de San Isidro. Una fecha simbólica, que la Santa Sede ha querido confirmar con la celebración de un Año Jubilar y que, por primera vez, ha congregado a la Iglesia y a las tres administraciones (Comunidad, Ayuntamiento y Delegación del Gobierno) en un proyecto común: hacer que Madrid conozca, cada vez más, a su santo más castizo, a su patrón; y, de paso, que los peregrinos recorran, y reconozcan, el Madrid de San Isidro.
Y, también, construir fraternidad en mitad del odio, la crispación, las polarizaciones. “La Iglesia tiene la obligación de generar fraternidad y comunión, y en esto voy a empeñar mi propia vida”, subrayó el cardenal de Madrid, Carlos Osoro, tras la firma del protocolo y la presentación del logo en la sala capitular de la catedral de la Almudena, junto a los murales de Mario Rupnik.
En sus palabras, Osoro, acompañado por la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso; el alcalde, José Luis Martínez Almeida; y la delegada del Gobierno, Mercedes González, agradeció la colaboración de las autoridades en un evento “que repercutirá en bien de todos”.