Por: Guadi Calvo/ Publicado 29 junio 2020 (Hace 19 horas 40 minutos)
La guerra del Sahel, que se inició a partir de la revuelta tuareg en 2012, circunscribiéndose al norte de Mali, tuvo como catalizadores la desaparición del coronel Mohamad Gadaffi, quien fungía como una barrera natural al terrorismo wahabita, y el derrocamiento del presidente de Mali, Amadou Touré, en marzo de 2012, de quien se cree mantenía un acuerdo secreto de no agresión con al-Qaeda.
Hoy, en el occidente africano, el terrorismo disputa palmo a palmo con los ejércitos locales y las diferentes unidades pertenecientes a los ejércitos de los Estados Unidos, Francia y algunas otras naciones de la Unión Europea esa amplia región que se extiende por siete naciones. Más allá de las ingentes inversiones materiales y en vidas, los mencionados ejércitos no han podido reducir la letalidad de estas organizaciones terroristas. Muy por el contrario, desde 2012, cuando comenzaron a operar enmascaradas detrás de la revuelta reivindicatoria del pueblo tuareg, cada vez con más fuerza en esa región las diferentes khatibas, hoy adherentes del Daesh o al-Qaeda, se siguen expandiendo.