Pablo L. Higueras Higueras, Universidad de Castilla-La Mancha; Daniel Salazar Jaramillo, BCMAterials; José Ángel De Toro, Universidad de Castilla-La Mancha / 12 junio 2022 20:39 CEST
El aumento de las energías renovables requiere materias primas críticas como el coltán, algunas tierras raras y el litio, cuya extracción debe hacerse garantizando la preservación de la naturaleza, y no en países sin controles ambientales.
Un aerogenerador típico de 3 MW necesita más de media tonelada de neodimio y cerca de 100 kg de disprosio. Estos nombres tan particulares pertenecen a dos metales del grupo de las tierras raras, un conjunto de sustancias que se extraen sólo en algunas regiones del mundo debido a su peculiar comportamiento geoquímico, pero son indispensables para fabricar no solo nuestros teléfonos móviles, sino también las tecnologías necesarias para implantar las energías renovables y electrificar el transporte.
La urgencia y las ventajas incuestionables de esta revolución tecnológica verde nos hacen a menudo pasar por alto una simpleza que aquí recordamos: como toda industria, está basada en materiales.
Las nuevas tecnologías necesitan nuevos materiales, que pueden convertirse en críticos, un auténtico cuello de botella para la implantación efectiva (es decir, masiva) de dichas tecnologías si no se garantiza su suministro a un coste razonable. Como es lógico, la Comisión Europea considera el acceso a estos recursos minerales críticos como una cuestión estratégica, crucial para la economía europea a través de la ejecución del Pacto Verde.
¿Qué metales necesitamos para mantenernos conectados y avanzar en la revolución verde? Son muchos y algunos, además, escasos o concentrados en pocas regiones del planeta. Es el caso del famoso coltán o de las tierras raras.