Burundi president Evariste Ndayishimiye votes in 2020. Evrard Ngendakumana/Xinhua via Getty Images
Reginas Ndayiragije, Universidad de Amberes; Petra Meier, Universidad de Amberes; Stef Vandeginste, Universidad de Amberes/ 30 enero 2024 11:09 CET
Cualquier política estatal que busque aumentar la representación de las mujeres debe tener en cuenta las prácticas políticas formales e informales.
Desde 2005, Burundi ha establecido cuotas para garantizar que los tres grupos étnicos del país (hutu, tutsi y twa), así como las mujeres, estén representados en su parlamento, gobierno central y administraciones municipales. Su constitución establece que las mujeres deben constituir al menos el 30% de estas instituciones.
El Senado, la cámara más alta del parlamento de Burundi, inició recientemente un proceso de evaluación de las cuotas étnicas en las instituciones políticas. Se espera que este proceso conduzca a recomendaciones sobre si se deben seguir utilizando cuotas. Lamentablemente, la evaluación carece de rigor metodológico y transparencia.
Como investigadores centrados en la representación de género en la política, creemos que esta es una oportunidad perdida. En Burundi se han adoptado cuotas étnicas y de género como una solución prospectiva para una paz sostenible. La decisión de eliminarlos debe basarse en si han cumplido (o pueden cumplir) sus objetivos.
En un artículo reciente, examinamos si las cuotas de género fomentan la representación política de las mujeres burundesas.
Nos basamos en datos que cubren el período comprendido entre octubre de 2001 y junio de 2020 para determinar tres cosas: