1 de diciembre de 2020 – 12:01 AM
“La fe es incompatible con el orgullo, con la vanagloria, con el deseo de la estima de los hombres. Para creer, es necesario humillarse”, escribió alguna vez el Beato Carlos de Foucauld, un hombre que perteneció a la aristocracia francesa, que se convirtió en militar y aventurero y que tras encontrarse con Dios, abandonó la vida disoluta y se convirtió en un místico de los tiempos modernos, en un hombre de Dios.
Carlos de Foucauld nació en Estrasburgo, Francia, en el seno de una familia aristocrática, en 1858. A los seis años quedó huérfano, luego que su padre muriera de tuberculosis y su madre en el trabajo de parto. Junto con su hermana, quedó a cargo de uno de sus abuelos. Se educó en los colegios jesuitas de Nancy, primero, y luego en París.
Ingresó al servicio militar en 1876, pero años después fue dado de baja por mala conducta cuando se encontraba en Argelia. Sin embargo, tiempo después volvió al ejército a causa de una revuelta en el país africano. Cuando todo acabó renunció al ejército y, en 1882, inició una expedición por Marruecos. Convertido en explorador, se inició en el aprendizaje del árabe y el hebreo. Durante su travesía se hizo pasar por judío y se dedicó a registrar el paisaje marroquí -tanto en su humanidad como en su geografía-, recorrió inhóspitos lugares de Argelia y Túnez, describió culturas y costumbres. Por ese trabajo, Foucauld recibió la medalla de oro de la Sociedad Francesa de Geografía.
Para seguir leyendo: https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-recordamos-al-beato-carlos-de-foucauld-de-aristocrata-y-mujeriego-a-los-altares-85026