Adaeze Obiagu mira a la enfermedad de su padre, el jefe Ernest Obiagu, con otros ojos. Ernest, que sufre una enfermedad terminal, ya no puede liderar el negocio familiar y Adaeze se ofrece como la heredera más loable. Muy lejos de esa pretensión, su padre decide que su hijo Godswill será el encargado de salvar la empresa. La directora nigeriana, Genevieve Nnaji da forma a esta historia en la película Lionheart.
Durante el Festival Internacional de Cine de Toronto en 2018, Netflix anunció la adquisición de los derechos mundiales de distribución exclusiva del largometraje de Nnaji. Nollywood había metido un pie en una de las mayores plataformas de streaming a nivel internacional y Lionheart se había convertido así en la primera película nigeriana original de Netflix. Independientemente de la exclusiva, los intentos por incluir a mujeres cineastas africanas habían sido recurrentes. El servicio mundial de streaming puso sus ojos en la industria cinematográfica de Nigeria unos años antes. En 2015, compró los derechos de éxitos taquilleros como la película 1 de octubre de Kunle Afolayan o Fifty de Biyi Bandale, a pesar de que, en un primer lugar, se habían distribuido en las pantallas locales.
Desde entonces, las plataformas de streaming no solo se han llenado de producciones nigerianas, ni de largometrajes hechos desde el continente africano, sino también, de gabinetes de dirección y producción en clave femenina. De mujeres directoras. De Adam, la película de la marroquí Maryam Touzani, puedes disfrutar en Amazon Prime. Igual que la ópera prima de la zambiana Rungano Nyoni. En su película, I Am Not a Witch, Nyoni cuenta cómo las mujeres y niñas son identificadas como brujas, a través de la cual denuncia los roles de género y la superstición.
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