La oleada de los salvajes ataques yihadistas en Mozambique, selladas con decapitaciones de niños y extranjeros, confirma los temores de un desplazamiento del epicentro del Estado Islámico desde Oriente Próximo hacia África. La miríada de facciones derivadas de Al Qaeda y el ISIS han aprovechado la debilidad de los Estados del Sahel, las fronteras porosas y el regreso de miles de combatientes de Siria, para avanzar horizontalmente, extendiendo sus redes de Oeste a Este, desde el Golfo de Guinea en la costa atlántica hasta el Mar Rojo y el Océano Índico. Ahora, su presencia en Mozambique, amenaza con un contagio en vertical por Malawi, Tanzania y Zambia, que desestabilizaría la región, y podría alcanzar al continente europeo en su onda expansiva.